Plaza de toros de Albacete. Corrida de toros. Sexto festejo de feria. Más de tres cuartos de entrada.
Se lidiaron tres toros de Juan Pedro Domecq (segundo, tercero y cuarto), y tres de Victoriano del Río (primero, quinto y sexto), bien presentados. Primero manejable. Segundo flojo. Tercero falto de entrega rebañando por el pitón derecho. Inválido el cuarto. Bueno el quinto, ovacionado en el arrastre. Manejable aunque muy a menos el sexto. El Fandi (de carmesí y oro con remates en negro): estocada entera arriba y un descabello (ovación con saludos tras petición no atendida); buena estocada entera arriba (ovación con saludos tras petición no atendida).Manzanares (de sangre de toro y oro): media arriba (ovación con saludos); media arriba (dos orejas).
Cayetano (de rosa chicle y oro): pinchazo y casi entera tendida (palmas); entera arriba y descabello (oreja).
Manzanares salió a hombros.
Decepcionaron los de Juan Pedro en la sexta de Albacete, mientras que los de Victoriano propiciaron las fases más lucidas de un festejo con una notable entrada de público.
A El Fandi le correspondió un primero noble que tuvo clase pero no excesiva fuerza. El granadino ofreció su habitual despliegue físico en banderillas, espectacular a toro pasado, y con la muleta primó la cantidad sobre la calidad en un trasteo en el que siempre anduvo cerca del de Victoriano del Río.
El granadino sacó la artillería en el cuarto, al que recibió de rodillas, quitó por zapopinas/lopecinas, y sobre el que clavó cuatro pares. Pero hasta ahí llegó el fuelle del de Juan Pedro, que se tambaleaba cuando intentaba ir tras la muleta de El Fandi. Al menos David abrevió y anduvo certero con la espada. Tanto que, por la buena estocada y lo realizado en los dos primeros tercios, se le pidió la oreja con cierta intensidad, sin ser concedida.
El segundo apuntó su falta de fuerza desde el recibo de capote, y lo confirmó en el último tercio, moviéndose pero soltando la cara, incomodando a Manzanares, que no se dilató en su quehacer ante lo deslucido de su antagonista. Sin embargo el quinto fue un buen toro, con clase y recorrido. El alicantino se la dejó en la cara y tiró con temple y limpieza desigual del de Victoriano, con su personal empaque, en una faena entonada, con sustento en el pitón derecho, pero no deslumbrante. A pesar de lo dicho, su labor fue premiada con dos orejas después de dejar media arriba. Con una habría bastado.
Cayetano puso disposición en el tercero pero el de Juan Pedro repuso peligrosamente por el derecho y fue agriando su condición según avanzó la faena, no habiendo sutilezas por parte de ninguno de los contendientes.
El sexto tuvo movilidad, aunque también un molesto punteo que no favoreció la abundante lidia recibida, ni el comienzo sentado en el estribo de Cayetano, sin abrirle los caminos. La abigarrada continuación de rodillas con pases por alto del menor de los Rivera Ordóñez metió al público en la faena. Pero al de Victoriano ya se le había acabado casi todo el empuje. Solo le quedó un hilo para ir tras la muleta con clase y sosería por el derecho, y no tanto por el izquierdo, en un par de tandas. Cayetano se los dio de uno en uno con aseo y mató habilidosamente, recibiendo un trofeo que hizo abandonar la plaza al público con una sonrisa.
Crónica: J.C.S.
Fotos y Vídeo: Prensa UTE Casas – Amador