Plaza de toros de Albacete. Corrida de toros. Tercer festejo de Feria. Más de media entrada.
Se lidiaron seis toros de Fuente Ymbro, muy bien presentados. Primero justo de fuerza. Segundo encastado, ovacionado en el arrastre. Tercero áspero. Deslucido el cuarto, levemente pitado en el arrastre. Encastado el quinto. Con movimiento sin clase el sexto. Antonio Ferrera (de grana y oro con remates en negro): estocada casi entera atravesada que el toro expulsa (ovación con saludos); metisaca y pinchazo (leves pitos).Juan Leal (de blanco y oro): estocada entera caída (dos orejas); dos pinchazos y casi entera arriba (oreja tras aviso).
Álvaro Lorenzo (de gris marengo y oro): pinchazo, casi entera arriba y dos descabellos (silencio); estocada entera arriba (ovación con saludos).
Juan Leal salió a hombros. No valió demasiado el primero, un toro cornidelantero que tuvo la fuerza muy justita y un pitón derecho complicado, por lo que Antonio Ferrera basó su desigual faena por el izquierdo, con algún arrebato semicontenido, sin alcanzar cotas de relieve. El deslucido cuarto hizo hilo y repuso en el último tercio, difuminando las posibilidades que se le atisbaron en los primeros tercios por el pitón derecho.Juan Leal empezó su lección de entrega en las tafalleras con las que remató su recibo de capote. Pero, claro, eso le supo a poco, por lo que se clavó en los medios para quitar por gaoneras citando de largo. El de Fuente Ymbro, con la inercia, le respetó sin tropezarlo las dos primeras, pero en la tercera el francés siguió sin mover los pies y el toro lo volteó aparatosamente, con varios derrotes incluidos, de los que Leal se levantó milagrosamente indemne. La pasión siguió dominando la labor de Juan Leal, que se la dejó en la cara por el derecho sin enmendarse para delirio de los tendidos, que entraron en una faena paradójicamente periférica por momentos por el pitón derecho, pero con picos de gran emoción por las cercanías y el riesgo asumido por el francés ante un encastado toro de Fuente Ymbro.
Juan Leal apabulló al bronco quinto, que soltó la cara y se defendió en los primeros tercios. El francés volvió a ligar los muletazos, con la mano muy baja, sacrificando la estética por el mando, en otro trasteo de gran vibración. Tanta, que se le concedió una oreja a pesar de los dos pinchazos (saliendo prendido del segundo de ellos) que precedieron a la estocada final.
Hubo poco que rascar en la faena de Álvaro Lorenzo al áspero tercero, con el que el toledano anduvo visiblemente incómodo en todo momento. Tres cuartos de lo mismo ocurrió en el sexto, que tuvo movilidad desordenada y falta de entrega. Poco contenido lucido ofreció el de Ricardo Gallardo, aunque a Álvaro Lorenzo se le vio demasiado afligido.
Crónica: J.C.S.
Fotos y Vídeo: Prensa UTE Casas – Amador