Uno de los nombres propios de las Ferias de Castellón y Valencia encandiló en Bilbao en un abarrotado salón
Se llenó el Club Cocherito para escuchar a Daniel Luque que dictó una lección humana y artística. Un mensaje sensato y maduro, abriendo su corazón en un coloquio que cautivó a todos los presentes y que estuvo dirigido por Íñigo Crespo.
«Ahora soy más competitivo que nunca pero también he aprendido a estudiar los contextos, a saber más del toro y a rodearme de un entorno que me aporta cosas positivas», aseguró un Daniel Luque que recordó toda su carrera y no dudó en admitir que de los errores se aprende y que: «Para bien o para mal aquí el culpable de todo cuando las cosas van mal es uno mismo».
Abierto, cercano, sonriente. Luque valoró sus recientes actuaciones en Castellón y Valencia, dos tardes importantes. Habló de pasado y de presente. También de futuro.
«Lo que me ha dado Francia nunca lo podré agradecer», admitió. «La tarde de Dax, de Mont de Marsan, el indulto de Arles. Sólo se lo puedo devolver dando el cien por cien y no defraudando a los aficionados que tanto me han respaldado», subrayó.
«El vestido de mi primera salida a hombros en Bilbao, prometo donarlo al Club Cocherito», un deseo acogido con una ovación de gala.
Los secretos del encaste santacoloma, la embestida especial de La Quinta, su relación con el toro, las horas de entrenamiento. Aspectos tratados en un coloquio abierto al público y dónde los aficionados preguntaron cuestiones al diestro de Gerena, quién recordó las ganas que tiene de volver a Bilbao, a las Corridas Generales, o lo importante que ha sido Azpeitia para él durante sus años de ostracismo.
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